Este municipio ubicado a 33 kilómetros de Medellín, ofrece una mezcla ideal para gozar estos días decembrinos desde la tranquilidad de sus calles empedradas y sus casas de aire colonial.
¿Le suena la palabra pensil? ¿No? De pronto si ha tenido la oportunidad de viajar desde Medellín hacia el oriente antiqueño, por la vía Las Palmas y en dirección al bello municipio de El Retiro, la habrá visto en un cartel azulado al costado derecho de la vía. En realidad, la curiosa palabra hace parte del nombre de un restaurante que le da la entrada a ese mágico escenario natural de ese oriente de verde encendido que es visita obligada cada fin de semana.
El Pensil de la Abuela es el nombre del restaurante que ofrece una comida tradicional entre buñuelos con quesito en hojas de chócolo, chocolate bien caliente y arepa. ¿Y qué es pensil entonces? Pues simplemente su definición es jardín delicioso. Y puede ser la mejor forma de nombrar no solo a este restaurante sino todo el escenario que se está por descubrir en una visita a El Retiro, la llamada cuna de la libertad y sitio obligado para disfrutar durante estos días decembrinos.
A 33 kilómetros de Medellín, El Retiro goza de una altura de 2.165 metros sobre el nivel del mar que le da una temperatura promedio de 16 grados. Así, el café es uno de los cultivos que mejor se acomodan a estas tierras que encarnan historias de esclavos liberados, de minas de cuarzo y oro que le dan razón al extraño gentilicio de sus casi 21 mil habitantes a los que llaman guarceños, de ebanistas reconocidos y de nuevos lugares que le dan una riqueza turística digna de visitar.
Vamos por partes. Lo del café es clave gracias a las casi 30 mil toneladas anuales que se cosechan y que sería el mejor de todo el oriente antioqueño. De ahí que en sus calles coloniales aparezcan lugares como el Café Retiro, que reúne a 9 cultivadores y que invita a degustar lo mejor de este producto. O Le Montañeré, otro espacio dedicado a los aromas y delicias de más de 52 referencias de café de Colombia.
Lo de cuna de la libertad está dado por ser el primer lugar en Colombia donde se dio la liberación de un grupo de esclavos por parte de doña Javiera Londoño. De ahí que la famosa Fiesta de los Negritos, que este año se hará desde el 25 de diciembre, tenga sentido para quienes llegan a gozarse este territorio.
Y el gentilicio de guarceños, algo un poco más enredado, al final se resume en que al tener tanto cuarzo y por el lenguaje de la época de siglo XVIII, terminó llamándose Verada El Guarzo del vecino municipio de Rionegro. Ya lo de El Retiro sí está dado porque dos siglos después y en medio de la aparición de lugares para el descanso y el buen retiro, pues no hubo mejor nombre para este bello municipio que el que hoy lo bautiza.
Lugares para visitar
En El Retiro, lo mejor es caminar. De ahí se descubren espacios únicos que reducen el estrés diario y ayudan a entender que, a veces, vale más el aire limpio y la tranquilidad que ofrece este municipio, que el trajín de acumular riqueza para que otros la disfruten. Su parque principal, empinado y lleno de cafés, restaurantes como el Balcón Azul y su imponente capilla Nuestra Señora de los Dolores y San José. Como dato extra, contrario a la mayoría de municipios en el país, en su plaza no se hace honor a Simón Bolívar sino a Santander.
Unas cuadras abajo, otro lugar lo espera. Se trata de Casa Enso, una galería de arte y diseño con tres salas que abrió su puertas recientemente y que encierra toda una propuesta de exhibición para artistas locales, nacionales e internacionales de prestigio. Y un poco más abajo de es parque, aparece la casa del maestro José Saldarriaga. Allí, entre barros mojados y mucho amor al arte, se enseñan técnicas ancestrales sin ningún molde para elaborar cerámica y otras figuras que se exhiben en este pequeño mundo donde este artista se goza la vida con sencillez.
La tradición ebanista también está presente en sus locales de muebles de madera fina. E incluso, esta actividad busca perpetuarse entre los más jóvenes con iniciativas como la de Correcaminos, un almacén de bicicletas que desarrolla una función social al reunir cada tarde a jóvenes del municipio en su local para que trabajen la madera y mantengan la actividad con un mensaje de industria sostenible que se impone en todo el municipio.
Ya si el tiempo es más largo para visitar este municipio, los paisajes de las montañas de verde encendido que lo rodean, son lugares obligados para ir. Los puede disfrutar en caminatas, a caballo o en senderismo por el parque ecológico Los Salados, el sendero ecológico Cerro de la Cruz, el salto del Tequendama y la reserva ecológica San Sebastián La Castellana.
Al final, una visita a un municipio que busca ser referente del turismo en el oriente antioqueño y que cada vez cobra más fuerza como lugar de “retiro” para muchos locales y extranjeros que ven en estas tierras el mejor lugar para disfrutar la vida desde la sencillez de un buen café en una plaza estancada en el tiempo y con el olor a libertad.
*Invitación del Bureau de Medellín y la Secretaría de Turismo de Antioquia.